lunes, 19 de septiembre de 2011

VIII. FILOSOFÍA Y CULTURA EN EL MUNDO HELENÍSTICO-ROMANO

  CARACTERES DE LA CIVILIZACIÓN HELENÍSTICA


La civilización helenística nace con el propagarse de la cultura griega por toda la cuenca oriental del Mediterráneo y muchos países contiguos (hasta la India), como consecuencia de las conquistas de Alejandro Magno y de la política de conciliación y fusión parcial con los pueblos subyugados puesta en práctica por el mismo Alejandro pero sobre todo por las diversas dinastías greco-macedónicas que se repartieron su inmenso imperio. Sin embargo, aun­que más o menos adaptada a las nuevas exigencias la cultura helenística es una cultura griega y no una mezcolanza de culturas diversas; pero si esto es así no lo es por imposición, sino por virtud de la manifiesta superioridad intelec­tual y artística de la primera sobre las segundas. Difícilmente la cultura griega clásica hubiera podido dar mejor prueba de sí. Pero su inagotable vitalidad se hace patente con igual si no mayor evidencia por el hecho de que al poco tiempo no sólo sobrevive a la conquista romana, sino que logra informar de sí al mundo romano mismo, hasta el punto de que es posible hablar de una civilización helenístico-romana como de una unidad sustancial, bien que ar­ticulada y enriquecida por valores específicamente latinos (que examinare­mos por separado en el siguiente capítulo).

Sin embargo, no se puede dejar de observar que, bajo un cierto aspecto importante, la civilización helenística parece representar una total desnatura­lización de la cultura propiamente helénica. Desde luego en lo esencial era ésta una civilización de la polis, y en el periodo helenístico la polis ha dejado de existir como realidad autónoma. En efecto, salvo los breves periodos en que las diversas alianzas de ciudades griegas trataron de aprovechar la dis­cordia entre Macedonia y Roma, las antiguas formas de libertad política son un recuerdo del pasado y la vida democrática local se reduce, cuando sub­siste, a modestas funciones de administración municipal.

Si la cultura griega sobrevive con tanta pujanza a su matriz natural, ello se debe a que los valores de la libertad, —en cuanto valores de comunica­ción humana, de curiosidad y agilidad intelectual, de autonomía espiritual del individuo— son universales, y en consecuencia trascienden las situaciones específicas que hicieron posible su afirmación inicial. Por otra parte, es de reconocer que el ocaso de la polis como punto de referencia de los valores, explica gran parte de las características más salientes de la cultura helenística, que se pueden resumir como sigue:

1)       Cosmopolitismo: la cultura se considera independiente de la estirpe, el sabio tiende a considerarse ciudadano del mundo, más bien que de esta o aquella polis natal. La vida inestable y agitada de las monarquías helenís­ticas impide la formación de un sentimiento nacional de tipo nuevo. Por último, habiéndose realizado la unificación bajo el poder de Roma, el mismo carácter universalista del nuevo imperio favorece ulteriormente un modo de sentir cosmopolita.
2)       Carácter erudito y especialístico: venida a menos la matriz natural de la cultura griega, la polis, también la creatividad artística se estanca notable­mente, a resultas de lo cual el literato tiende más y más a convertirse en minucioso exégeta, en sistematizador del patrimonio artístico del pasado, y deja de ser un creador de obras nuevas. Por otra parte, el rápido acreci­miento de la cultura por efecto de los nuevos conocimientos, sobre todo en el campo de las ciencias, adquiridos merced al contacto íntimo con otras grandes civilizaciones del pasado, plantea la exigencia de la especialización, de tal forma que acaba por afirmarse un nuevo tipo de científico que cultiva una sola dis­ciplina (matemática, astronomía, geografía, medicina, etc.) con gran pericia y no pretende ser enciclopédico ni se preocupa gran cosa por la filosofía. En el terreno literario, la gramática se cultiva también como una ciencia precisa v minuciosa dando nacimiento a la filología.
3)       Predominio de las exigencias ético-religiosas en la filosofía: la filo­sofía, después de haber asumido un carácter sistemático por influjo de Aris­tóteles (mediante la tripartición en lógica, física y ética) deja cada vez más a las diversas ciencias naturales el especular sobre los problemas de la rea­lidad natural y acentúa su interés por las cuestiones éticas y religiosas, refle­jando así una tendencia universal. En efecto, junto con la polis había decli­nado también la forma de religiosidad pública conexa a los valores políticos de la comunidad y, por consiguiente, los problemas religiosos y morales más conectados con el destino individual del hombre pasan a un primer plano.

INDICACIONES DE ACTIVIDAD SESIÓN 3

- Para el tema de Platón y Aristóteles será necesario realizar un cuadro comparativo entre ambos autores, favor de enviarlo en archivo directamente a mi correo, el cuadro es personal y podrá ser enviado e a más tardar el martes 26 del presente,

- Les recuerdo que ha quedado pendiente investigar en concepto de racionalidad (éste será enviado directamente a mi correo isaac.carrilloj@gmail.com)

- Así mismo el tema sobre la sociedad Helénica se gestionará por parte del grupo quedando a su responsabilidad la organización, distribución de temas, selección, y forma de exposición del tema para la siguiente clase PERO ES IMPORTANTE SUGERIR QUE SE DESGLOSE EN DOS SESIONES pero lo dejo a su criterio.

viernes, 16 de septiembre de 2011

INDICACIONES DE SEGUNDO TEMA.

 
Para el segundo tema es necesario leer los dos siguiente textos
-LA EDUCACIÓN COMO PERFECCIÓN ADQUIRIDA.
(de esta ultima leer sólo hasta la parte de bibliografía)

LA EDUCACIÓN COMO PERFECCIÓN ADQUIRIDA.

Con su teoría hilemórfica soluciona Aristóteles la antimonia  cambio-permanencia planteada por la filosofía griega antecedente y que Platón pensó resolver con la creación de un mundo nuevo, el reino de las ideas fundamentado y modelo del mundo material. Aristóteles, más realista que su maestro, prefiere considerar ambas facetas unidas en la misma realidad, en todo objeto real. Con Eraclito admite la realidad de cambio, del movimiento como hecho innegable, pero con el filosofo de ELEA piensa que para que haya cambio se requiere la existencia de un soporte, de un elemento permanente,  constante, este recibirá el nombre de materia mientras que el elemento que hace cambiar a los seres se llamará forma, A su vez, la forma puede producir cambios que afecten directamente a las sustancia dando lugar a otro ser, y en este caso se trata de formar sustanciales. O puede suponer simplemente un aspecto de la misma sustancia, el cuyo caso se trata de formas accidentales. Éstas pueden modificar al ser a que se adhieren y aumentar o disminuir su perfección.
 

lunes, 12 de septiembre de 2011

Características principales del pensamiento educativo de Aristóteles

La obra aristotélica ha ejercido una gran influencia en el pensamiento occidental aunque sólo en el siglo XIII se redescubrió el cuerpo principal de sus escritos en Europa Occidental. Sin embargo, a partir de entonces, y de manera especial desde el siglo XV, que fue cuando se conoció el grueso de sus escritos, su obra alcanzó enorme fama, siendo aceptada como autoridad máxima en gran número de cuestiones intelectuales. En efecto, durante mu¬chos siglos todo aquel que deseaba proponer alguna teoría filosófica o científi¬ca, por lo general se sentía obligado a indicar dónde y por qué difería de Aristóteles. Por desgracia, a pesar de todo no nos han llegado completas las obras de Aristóteles y cuanto poseemos son principalmente copias de lo que se cree fueron los apuntes de sus lecciones (o en algunos casos los apuntes que tomaron sus alumnos). Esto explica en parte dos diferencias con la obra de Platón que de inmediato resaltan. En primer lugar, el estilo de Aristóteles no es tan terso y en algunas partes resulta reiterativo, e incompleto en otras; en segundo lugar, sus ideas sobre educación se han conjuntado a partir de cierto número de sus libros, y no poseemos ningún tratado educativo completo comparable a la República de Platón.